miércoles, 17 de diciembre de 2008

Capítulo IV: Chamán

El domingo que conocí a Katie, me levanté temprano para poner un poco de orden en mi departamento. Llevó más tiempo del que esperaba, porque generalmente, el descontrol se amontona durante semanas. Me gustaría cerrar los ojos, y que al abrirlos, todo esté de punta en blanco, ¡ese sí sería un cambio bien recibido!
Los fines de semana, suelo ser el primer cliente de “El Rincón”, la panadería de la esquina. Dora, la dueña del local, me entrega los panes y las facturas recién sacadas del horno, es uno de los pequeños placeres que le dan color a la vida. Pero ese día no me recibió Dora.
- ¡Lorenzo! Te estaba esperando.
Una preciosa joven afroamericana de cabello electrizado me sonreía desde el otro lado del mostrador. No la había visto nunca, y sus palabras me sorprendieron más que su presencia.
- ¿Nos conocemos?
- Mnnn… es la primera vez que hablamos, pero yo te vi varias veces y además me contaron mucho de vos.
Me distraje viendo cómo los pequeños rulos acariciaban su mentón, dejando al descubierto un delicado cuello. Sus ojos eran claros, no podría precisar el color, pero me resultaron muy extraños ya que nunca había visto esa tonalidad en un afroamericano.
- Parece que no sos muy “conversador”, Lorenzo. Me llamo Katie. – Dijo mientras me estrechaba la mano.
- Perdón, Katie, la verdad es que no suelo hablar mucho. – Sonrió.- ¿Sos extranjera? Porque tu nombre no es común, pero tu acento parece local.
- Un poco de aquí, otro poco de allá. Todos los lugares son mi hogar, pero siempre soy extranjera. Para mí, lo importante es saber a dónde va la gente y no de dónde viene.
Esa respuesta me dejó sin saber qué decir. Además de que lo último era lo mismo que me dijo Alicia en ese extraño sueño… ¿sueño? Pero esta vez no volvería a quedar en ridículo:
- ¿Y a dónde vas?
- Por lo pronto, a entregarte tu pedido de pan y facturas, Dora ya te lo reservó. – Respondió. – Y más tarde, voy a almorzar con vos en el parque. Te espero a las doce, no llegues tarde ¿sí?
Mi cara, que mezclaba la de un burro y la de un niño el día de su cumpleaños, me hizo quedar en ridículo de todos modos. Atiné a asentir con la cabeza y me fui dejándola sonriente. No tengo edad para comportarme como un principiante frente a la invitación de una mujer hermosa, si me vieran mis compañeros de trabajo se burlarían de por vida.
Llegué a casa, procurando pestañear lo menos posible. Ya saben que cuando me distraigo puedo terminar viajando o soñando, en cualquier lugar. Hoy no quiero correr ese riesgo. Me mantuve alerta y con la mente lo más despierta posible. Comencé a escoger la ropa que llevaría… parecía una adolescente histérica preparándose para su primer salida. La verdad es que hace mucho que no tenía una cita. El trabajo y las clases me demandan demasiado, y cuando tengo algún rato libre, aparezco en lugares, tiempos o vidas desconocidas… o tal vez sólo sueño.
Hasta ahora no había notado lo mucho que afectan en mi vida social mis extraños viajes… creo que me convertí en un inadaptado.

Dicen que las mujeres son impuntuales, pues no es el caso de Katie. Cuando llegué, ella ya se encontraba en el parque. Había tendido un bonito mantel a la sombra de mi árbol preferido, y me esperaba con variadas delicias caseras preparadas por sus propias manos. Me avergoncé de los snacks que yo había comprado de camino a la cita. La mayor parte del tiempo habló ella. Me dijo que es una estudiante de biología a punto de egresar y que tiene cinco años más que yo. Además es fanática de la cocina, sabe preparar platillos de todo el mundo, porque viaja mucho. Paseamos por el parque y al atardecer, recorrimos los lugares más pintorescos de la ciudad. Los habitantes locales nunca los visitamos, generalmente suelen estar repletos de turistas.

Mis nervios se fueron rápidamente, Katie es de esas personas que saben hacer sentir cómodos a los demás. Es imposible estar a su lado y no tener la sensación de conocerla de toda la vida. Al anochecer, nos reíamos a carcajadas, disfrutando plenamente de la compañía. Como no queríamos regresar aún, decidimos alargar la cita, e ir a un bar a tomar algo. El ambiente era muy agradable.
- ¿Qué hacés en tu tiempo libre, Lorenzo?
- Emnnn… - Dudé, ¿qué le iba a responder? ¿“Me la paso teniendo alucinaciones”?
- Podés decírmelo.
- ¿Qué cosa?
- Tu secreto.
- No tengo ningún secreto…
- Lorenzo, yo hago lo mismo que vos.
- ¿Y qué se supone que es eso? ¿No tener pasatiempos? – Reí.
- No desvíes la conversación, por favor. Me refiero a nuestra capacidad de viajar por diferentes mundos.
Me quedé mudo. Se me hacía imposible la idea de que alguien lo creyera si le contaba sobre mis “viajes”, pero más imposible se me hacía el que alguien ya lo supiera todo y que encima corriera con mi misma suerte.
- ¿Cómo sabés de eso?
- Llamás mucho la atención, Lorenzo. Todas las criaturas capaces de cruzar dimensiones o percibir los cambios, conocen tu existencia. Es imposible no sentir curiosidad al verte. Lo que hacés es algo que consiguen muy pocos, y sin embargo lo efectuás sin el menor esfuerzo. Hay muchas teorías sobre vos… algunos creen que no sos humano, ¿es cierto?
- ¡Claro que soy humano! – Dudé. – Aunque después de lo que me dijiste estoy comenzado a preguntármelo… Yo no tengo idea de por qué me pasa esto a mí, simplemente ocurre. La verdad es que hasta ahora, siempre tuve la duda de si se trataba de un sueño o de una realidad, pero si vos también lo sabés, es prueba de que no fueron meras alucinaciones. Mnnn… sos humana, ¿no?
- Sí, lo soy. – Rió.- Pero yo debo realizar muchos esfuerzos para poder viajar, mis habilidades no son naturales, el conocimiento del método es herencia única de mi familia, provenimos de una antigua casta de chamanes. De todos modos, no acostumbro traspasar el tiempo o el espacio a menudo, mi mayor fuerte radica en el mundo onírico. Soy lo que se llama un Visitante de los Sueños: nos internamos en los sueños de las personas, los observamos y nos alimentamos de esa energía. A ellos no les afecta en nada, ni siquiera notan nuestra presencia. Otros miembros de mi familia se han especializado en los viajes del tiempo, como mi madre y mi hermana, pero yo no desarrollé mucha habilidad para ello, es lo más difícil de alcanzar. Un gran chamán, domina los viajes a todas las dimensiones con maestría y puede adoptar diferentes formas o introducirse en otros cuerpos. Por lo general, alguien así sirve de guía para las familias o comunidades chamánicas.
- ¿Y yo soy un Visitante de los Sueños también?
- No, sos mucho más complejo.
Justo cuando iba a preguntarle en qué consistía esa complejidad, apareció a mi lado un joven palidísimo que me llevaba por lo menos dos cabezas de altura, con mirada profunda, y cabello rojizo. No podría precisar su edad, parecía totalmente ajeno al tiempo. Su presencia intimidaba.
- Katie, vengo a buscarte.
- ¡Kam! – Katie se puso de pie, y me miró.- Lorenzo, él es Kam, encargado de guiar a nuestra familia con su ancestral sabiduría. Es todo un honor que se presente ante nosotros. – Hizo una reverencia ante Kam.
- Hola, soy Lorenzo. – Le dije, tendiéndole mi mano.
Kam clavó sus negros ojos en los míos. Sentí que podía ver en mi interior, como quien lee un mapa. La sensación era detestable, similar a cuando alguien hurga en lo más vergonzoso de tu intimidad. De alguna manera, lo expulsé de mi mente, y ya no le permití entrar. Por primera vez, el extraño hombre mostró una expresión en su frío rostro, y era de sorpresa.
- Katie, nos vamos.
- Bueno, pero antes quiero despedirme de Lorenzo, por favor.
Katie se estaba acercando a mí con una sonrisa para besarme, pero Kam la tomó del brazo y ambos se esfumaron en el aire. Nadie más en el bar lo notó. Me quedé allí, de pie y con cara de idiota por un buen rato. Conocen la expresión “Te escupieron el asado”, ¿no? Bueno, fue lo primero en lo que pensé aunque había cosas mucho más serias que plantearse.
Llegué a mi departamento con miles de ideas desordenadas en la cabeza. Por primera vez, alguien me daba un poco de información respecto a lo que me pasaba, aunque sea incompleta e insuficiente. Costó horrores conciliar el sueño, pero me dormí pensando en Katie y su contagiosa sonrisa.

El despertador sonó muy temprano, no recordaba haberlo activado. Ya no pude volver a dormir, me levanté, y para mi sorpresa, el departamento se encontraba totalmente desordenado. A penas hace un día lo había puesto en orden y me había llevado mucho tiempo.
¡Tengo que volverme una persona más organizada, sino, voy a ser esclavo de este lugar todos los condenados días!
Aún era muy temprano para ir a trabajar, y “El Rincón” seguramente ya estaría abierto, por lo que no dudé un instante y corrí a ver a Katie. Cuando llegué, ella se encontraba detrás del mostrador.
- ¡Hola Katie! ¿Cómo estás?
- ¿Nos conocemos? – Respondió con cara de sorpresa.
Primero pensé que estaba bromeando, pero al insistirle y ver que ella comenzaba a asustarse, me di cuenta de que iba totalmente en serio. En ese momento llegó Dora con su pomposo delantal.
- Hola, Lorenzo. ¿Venís por tu pedido de los domingos? Ya lo tengo listo.
- Pero hoy no es domingo, es lunes.
- ¡Parece que aún estás dormido, Lorencito! – Dora rió con ternura y me señaló el almanaque de su maquina registradora. Efectivamente, era domingo. – ¡Ah! Te presento a Katie, a partir de hoy ella va a trabajar aquí para darme una manito con los pedidos, es una joven encantadora, seguro se llevarán muy bien.
Katie me hizo un saludo cortés con la mano, aún mirándome como a un loco. Como respuesta sólo moví la cabeza.
Tomé mi pedido y caminé a casa totalmente desconcertado. ¿El día que había compartido con Katie era una mentira? ¿Un sueño, una invención? Si hay alguien que está ensañado conmigo y que me hace vivir todas estas cosas extrañas para volverme loco, me gustaría decirle: “¡Muy bien! Aún no me volviste loco, pero ya me convertiste un total perdedor. ¡Adiós a mi diminuta vida social y a mis posibilidades de tener contacto con una mujer fuera de una alucinación!”
Sin embargo, cuando llegué a mi departamento sólo tuve una preocupación en mente:


¿Tengo que ordenar todo de nuevo?

8 comentarios:

Jurema dijo...

Hola Lorenzo viajero!

Esto me ha gustado muchísimo...
Seguiré tus viajes muy de cerca.

Un beso

MOZART dijo...

Muchas gracias por tu visita, Jurema! Me alegra que te haya gustado :)

Mozart.

0nironauta dijo...

Bueno, con este ya he leído los 4 capítulos. Me acabo de dar cuenta de que seguramente leerás mis comentarios de forma inversa, jeje.

¿Qué es la realidad? ¿Qué es Real? Yo creo que la realidad abarca a los sueños también. El sueño es la realidad subconsciente y la vigilia la realidad consciente.

Bueno, me han dado ganas de escribir después de leerte ¡Muchas gracias!

MOZART dijo...

"¿Qué es la realidad? ¿Qué es Real? Yo creo que la realidad abarca a los sueños también. El sueño es la realidad subconsciente y la vigilia la realidad consciente."


Totalmente de acuerdo! incluso el sueño también es una realidad consciente cuando se es onironauta. Yo suelo dividirlos en realidad "física" y "no física", pero también debe tener sus limitaciones esta categorización.
Cuando se ingnora el mundo onírico, se ignora una parte muy importante de la realidad, de nuestra propia vida... es como vivir a medias o exprimirle a la mitad el jugo a la naranja jaja.

Muchísimas gracias por todos tus aportes, y me alegra mucho si has encontrado inspiración en este rinconcito del mundo.


P.D: jaja es cierto que leí tus comentarios al revés.


Mozart.

Sak dijo...

cómo te lo curras!! cuando el capítulo V?:P:P

Sak

Jurema dijo...

Muy bueno!!

Los sueños son estados de consciencia tan validos como la vigilia, solo que el dialogo es simbólico.
Sigue así porfa!!
Besos

Jurema dijo...

Holita..
Seguro que pronto estas en condiciones de disfrutar de tu espacio y el nuestro.

Un abrazo

André Cevallos dijo...

Saca el 5 que ya an pasado 5 años ve